«LES ABRIÓ EL ENTENDIMIENTO PARA COMPRENDER LAS ESCRITURAS» (Lc 24,25)

Acogemos con alegría la Carta apostólica del Papa Francisco que te invitamos a leer, con la que instituye el DOMINGO de la PALABRA DE DIOS y que fue publicada el pasado día 30 de septiembre.

CARTA APOSTÓLICA DEL PAPA FRANCISCO EN FORMA DE «MOTU PROPRIO» APERUIT ILLIS

Acogemos con alegría la Carta apostólica del Papa Francisco que te invitamos a leer, con la que instituye el DOMINGO de la PALABRA DE DIOS. Fue publicada el pasado día 30 de septiembre, festividad de San Jerónimo, traductor de la Biblia del griego y del hebreo al latín, en el siglo IV.

Con la institución de esta Jornada, el Papa ha querido subrayar la importancia que la Palabra de Dios debe tener para la vida de cada en cada uno de los cristianos y cristianas, como referente de su forma de ser y de actuar y en el poder evangelizador de los textos de la Sagrada Escritura que ayudan siempre a estar más atentos a las necesidades de los demás, para dejarnos interpelar y responder a ellas.

El domingo escogido para esta Celebración en todas las Iglesias locales, 3º del Tempo Ordinario, no ha sido al azar: todas las lecturas de este domingo se refieren al anuncio del Reino de Dios y, a la vez, se encuentra muy cerca de la semana dedicada a la “Oración por la unidad de los cristianos”, por lo que tendrá siempre una dimensión ecuménica.

El Papa, en esta Carta, recuerda que “el Concilio Vaticano II dio un gran impulso al redescubrimiento de la Palabra de Dios… en la vida de la Iglesia”. Posee “un carácter cuasi sacramental”. También, da orientaciones claras y propone criterios que hemos de tener en cuenta para que la Palabra de Dios sea referencia en la vida de los seguidores de Jesucristo, a nivel personal y comunitario.

Entre otras cosas, señala la importancia peculiar de la Homilía que, con un lenguaje sencillo y adecuado, ha de ayudar a profundizar en la Palabra de Dios y “permite al celebrante mostrar la belleza de las imágenes que el Señor utilizaba para estimular a la práctica del bien».

Nos hace una llamada: “que nunca nos cansemos de dedicar tiempo y oración a la Sagrada Escritura, para que sea acogida “no como palabra humana, sino como Palabra de Dios”.

Finaliza deseando “que el domingo dedicado a la Palabra haga crecer en el Pueblo de Dios la familiaridad religiosa y asidua con la Sagrada Escritura, como el autor sagrado lo enseñaba ya en tiempos antiguos: esta Palabra “está muy cerca de ti; en tu corazón y en tu boca, para que la cumplas” (Dt 30,14).

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