Así somos

Somos un INSTITUTO SECULAR con carisma propio, formado por un grupo de mujeres convocadas por el Espíritu de Jesús en la Iglesia, con una misma vocación y misión.

Carisma

Todo compromiso cristiano arranca del Bautismo, el carisma IMS es un llamamiento, en la fe, a una forma concreta de expresar la exigencia bautismal, a un estilo de vida cristiana, a un modo de ser, “sean así”; vocación específica IMS que la definimos como:

Vivir la caridad, síntesis del Evangelio a través de una consagración a Dios en el mundo y desde el mundo con un profundo sentido religioso y las actitudes de:

  • verdad (autenticidad, sinceridad, normalidad, sencillez)
  • discreción
  • amor y entrega a la Iglesia
  • flexibilidad y apertura a los signos de los tiempos (sensibilidad ante las necesidades de la Iglesia y de las personas)
  • libertad de espíritu (actuar por principios y no por normas, unidad y pluralismo)
  • universalidad
  • reciedumbre y fortaleza
  • sano optimismo y alegría

Todos estos aspectos no son elementos sumativos ni pueden tomarse aisladamente, ya que todos ellos son constitutivos de nuestro carisma y se integran en una unidad. Esta vocación no solo nos compromete con Dios, sino también con la comunidad IMS, puesto que este carisma, siendo personal, entraña la dimensión de asociarnos de una forma estable con otras personas que también lo han recibido: Dios al mismo tiempo que nos llama nos reúne.

Espiritualidad

El IMS participa de los rasgos de la espiritualidad y misión del laicado cristiano. Con un compromiso radical de seguir a Jesucristo comprometidas en la transformación de la realidad, desde los intereses de los pobres, en una actitud evangélica inspirada en las Bienaventuranzas.

Viviendo los valores evangélicos, desde la libertad, con un talante humano que comporta: apertura, acogida, delicadeza, discreción, cercanía, sinceridad, alegría, responsabilidad…, con pocas normas y muchos criterios.

El Carisma que hemos recibido es un don del Señor a su Iglesia, que ella reconoce y acepta y nos impulsa a vivirlo con el COMPROMISO DE CONSAGRACIÓN, tal como lo vivimos los miembros del IMS en sentido estricto.

Este carisma se puede vivir también, como Persona Asociada al IMS.

Misión

La Misión propia del IMS nos lleva a insertarnos en la realidad, analizándola desde las exigencias de justicia de los pobres, marginados y excluidos, luchando contra las causas de la injusticia y la pobreza, solidarizándonos con quienes las padecen y cooperando en la transformación del mundo según el Plan de Dios.

Con un estilo de vida cristiana IMS, participando así de la misión salvífica de la Iglesia desde el ángulo que nos corresponde como laicas consagradas.

Comunidad

Nos definimos como una Comunidad que, reconociéndose convocada por el espíritu de Jesús, se reúne para compartir una misma vocación y misión, con un compromiso de ayuda mutua, en actitud fraterna, para que cada una sea fiel a esta vocación.

La comunidad es el lugar del discernimiento comunitario corresponsable. Tenemos conciencia y experiencia de que no podemos vivir todas las exigencias evangélicas sin la ayuda de las demás. La solidaridad que crea entre nosotras la conciencia de una misma vocación y la caridad que debe unirnos, pide que vivamos esas exigencias con un compromiso serio de ayuda mutua.

Este compromiso nos obliga a buscar y aceptar la ayuda de la comunidad IMS y a ayudar por nuestra parte a las demás en el cumplimiento de su propia vocación.

Opción Fundamental

La OPCIÓN FUNDAMENTAL IMS es la respuesta comunitaria al Don del Carisma, que se actualiza históricamente en el aquí y en el ahora, y es vivida desde la experiencia personal discernida en comunidad.

Consagración

VIVIENDO LOS CONSEJOS EVANGÉLICOS con la esperanza de que un mundo mejor, es posible:

Viviendo LA POBREZA en un mundo, en el que Dios es nuestra única riqueza, compartiendo lo que somos y tenemos.

Viviendo LA CASTIDAD en un mundo, donde el amor, gratuito, fiel, total y auténtico, sea como el de Dios.

Viviendo LA OBEDIENCIA en un mundo, en el que la libertad nos permite vivir en fraternidad, trabajando en favor de la justicia.

¿QUÉ ES UN INSTITUTO SECULAR?

(*)El código de derecho canónico define:

“Un instituto secular es un Instituto de vida consagrada en el cual los fieles, viviendo en el mundo, aspiran a la perfección de la caridad y se dedican a procurar la santificación del mundo sobre todo desde dentro de él” (Can 710)

Desde el año 1947 ocupan un lugar destacado en la Iglesia aquellos Institutos de vida consagrada que, por sus características propias, han sido llamados «seculares». Los ha reconocido y aprobado la Iglesia, en cuya misión de sacramento universal de salvación participan activamente, según su propia vocación.

En la radicalidad del seguimiento de Cristo, viviendo y profesando los consejos evangélicos, «la secularidad consagrada, expresa y realiza de un modo privilegiado, la armoniosa conjunción de la edificación del Reino de Dios y de la construcción de la ciudad temporal, el anuncio explícito de Jesús en la evangelización y las exigencias cristianas de la promoción humana integral» (Cardenal Eduardo Pironio).

A través de la fisonomía propia de cada Instituto, es esta característica común – unión de consagración y de secularidad – la que define a los Institutos Seculares en la Iglesia.