El próximo día 24 del presente mes de mayo, la Encíclica Laudato SÍ del Papa Francisco cumple su 5º aniversario de su salida a la luz pública.
Con este motivo, el Papa ha hecho una llamada especial para que, durante la semana del 16 al 24 del presente mes, celebremos conjuntamente este aniversario, invitándonos a dedicar el domingo, día 24 un tiempo especial de oración, por este motivo.
La crisis ecológica, relacionada con el clamor de los pobres es una situación que pone en peligro la misma vida de la naturaleza y la dignidad de las personas y afecta, de modo especial, a los grupos y pueblos más empobrecidos. No podemos hacernos sordos para escuchar este clamor.
Todas las personas, los grupos y las organizaciones estamos llamadas a plantearnos cómo podemos y tenemos que responder corresponsablemente a esta situación. La Encíclica plantea un interrogante que hemos de tener de fondo al concretar el proceso a seguir y los pasos a dar para responder a esta situación, a esta llamada:
“¿Qué tipo de mundo queremos dejar a quienes nos sucedan, a los niños que están creciendo?” (cfr Laudato si’, 160).
Francisco en la invitación, continúa, diciendo: “Motivado por esa pregunta, quisiera invitarlos a participar en la Semana Laudato si’. Renuevo mi llamado urgente a responder a la crisis ecológica. “El clamor de la tierra y el clamor de los pobres” no dan para más. “Cuidemos la creación, don de nuestro buen Dios Creador. Celebremos juntos la Semana Laudato si’”.
Es verdad que, durante estos últimos cinco años, la sociedad y los cristianos, como parte de la misma, hemos ido dando respuestas positivas, en relación con el cuidado de la naturaleza, pero reconocemos que, ante el gran deterioro que padece nuestra casa común, estas respuestas han sido insuficientes.
Experimentamos que el trabajo es arduo y falta muchísimo tiempo, para que los hábitos de consumo en la vida cotidiana, tanto de la sociedad como de la misma Iglesia, se conviertan.
A pesar de las constataciones del cambio climático y de sus efectos negativos para el presente y futuro de toda la humanidad, no somos conscientes de la situación creada por unos hábitos de consumo interiorizados.
A lo largo de estos cinco años, desde la publicación de la LS, el Papa Francisco, no ha dejado de alertar y de hacer llamadas constantes a crecer en conciencia y en compromiso con las dos dimensiones de la obra creadora: la persona humana y su entorno natural. Una vez más, ahora nos invita a todos y a cada uno –individuos, familias, colectivos locales, nacionales y comunidad internacional- a una “conversión ecológica integral”, a asumir la urgencia del desafío que se nos presenta ante el «cuidado de la casa común».
El desafío urgente de proteger nuestra casa común incluye la preocupación de unir a toda la familia humana en la búsqueda de un desarrollo sostenible e integral, pues sabemos que las cosas pueden cambiar.
El Creador no nos abandona, nunca hizo marcha atrás en su proyecto de amor, no se arrepiente de habernos creado. La humanidad aún posee la capacidad de colaborar para construir nuestra casa común.
Las enseñanzas de la encíclica están particularmente vigentes en el contexto del coronavirus, que ha paralizado muchas regiones del mundo. La encíclica Laudato Si’ ofrece una visión para construir un mundo más justo y sostenible.
Francisco, en esta ocasión, también manifestó: “Deseo reconocer, alentar y dar las gracias a todos los que, en los más variados sectores de la actividad humana, están trabajando para garantizar la protección de la casa que compartimos. Merecen una gratitud especial quienes luchan con vigor para resolver las consecuencias dramáticas de la degradación ambiental en las vidas de los más pobres del mundo”.
“Los jóvenes nos reclaman un cambio. Ellos se preguntan cómo es posible que se pretenda construir un futuro mejor sin pensar en la crisis del ambiente y en los sufrimientos de los excluidos”. (LS nº 13)
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