Han pasado 75 años desde aquella mañana del 6 de agosto de 1945 en que el bombardeo atómico paró los relojes de Hiroshima y arrasó la ciudad de manera fulminante.
Hemos tenido la oportunidad de participar en un Encuentro con Setsuko Thurlow, una mujer superviviente de aquella catástrofe cuando tenía 13 años y se convirtió en activista del desarme nuclear. Ahora con sus 88 años, en silla de ruedas, sigue comprometida con esta causa.
Su lucha incesante contra la proliferación del arsenal nuclear le ha valido el premio Nobel de la Paz en 2017 como portavoz de la CAMPAÑA INTERNACIONAL PARA ABOLIR LAS ARMAS NUCLEARES (ICAN, por sus siglas en inglés), con la firma de un Tratado a favor de este objetivo. Tiene clara su postura: «No son armas, son instrumentos de masacre masivos».
Durante tres semanas recorrió, junto con ICAN, distintas ciudades de Europa, visitando París, Andorra, Barcelona y Madrid con el objetivo de sensibilizar y hacer incidencia política para sumar apoyos al Tratado.
La comunicación de la experiencia de Setsuko han inspirado a muchísima gente, en todo el mundo, a tomar medidas para el desarme. Se ha reunido con líderes mundiales, incluidos el Papa Juan Pablo II y el Papa Francisco. Es fundadora de la organización “Hiroshima Nagasaki Relived” en 1974, para generar conciencia en el público en general sobre las consecuencias de las armas nucleares. Es miembro de “Nihon Hidankyo” la confederación japonesa de supervivientes de bombas atómicas. Ha participado en varias presentaciones académicas como miembro del proyecto “Hibakusha Stories” de Nueva York. Ha sido miembro de la tripulación del “Peace Boat” (Barco de la Paz) una ONG japonesa que promueve el desarme nuclear.
Recuerda y comunica sus experiencias atroces, mientras continúa dedicando su vida a la causa de la abolición nuclear: “Mi sobrino Eiji, de cuatro años, se transformó en niño carbonizado, negrecido que pedía agua con voz débil hasta que murió en agonía. Cada vez que lo recuerdo, pienso en todos los niños del mundo”. “Y es esta muerte de inocentes la que me impulsa a continuar mi lucha contra el mal supremo de las armas nucleares” …
¿Cómo permanecer inmóvil ante algo así? ¿Cómo no actuar, hacer cualquier cosa que esté en nuestras manos para evitar que vuelva a suceder? Es imposible no sentir esta deuda moral después de compartir unos minutos con Setsuko.
“Cada uno de nosotros tenemos la responsabilidad de pensar en qué mundo queremos vivir. La vida es el regalo más precioso que se nos ha dado. Los políticos deben decidir: ¿son aceptables las armas nucleares?. He visto con mis propios ojos a cientos de personas derritiéndose, carbonizadas, pidiendo agua entre susurros, una procesión de fantasmas, cuerpos ardiendo, con las vísceras fuera, con los ojos en las manos… Nadie debería presenciar algo así. Espero que la gente de España piense seriamente en este tema, en qué es lo legítimo». Esa es su petición.”
En un clima de escalada retórica, con líderes políticos de países nuclearmente armados lanzando defensas, se hace más necesario que nunca deslegitimar la doctrina de la disuasión en la que se amparan. Los representantes de los Estados no nucleares deberían actuar con responsabilidad, posicionarse y desmarcarse públicamente de estos argumentos en los foros internacionales.
Que el riesgo nuclear existe y es real es algo que no se cansan de repetir desde ICAN. Estos días, su representante Carlos Umaña, ha insistido en la idea de que las armas nucleares son, junto a la crisis climática, las dos amenazas existenciales más importantes a las que nos enfrentamos, agravadas por los discursos incendiarios de los Estados nucleares, los efectos del cambio climático y el riesgo creciente de una detonación accidental. En la actualidad, existen alrededor de 14.000 armas nucleares en nueve países (Rusia y Estados Unidos, que poseen el 90% de ellas, Francia, China, Reino Unido, Pakistán, India, Israel y Corea del Norte) y otros cinco que albergan en su territorio armas nucleares estadounidenses (Italia, Turquía, Bélgica, Alemania y Holanda).
El Tratado sobre la Prohibición de las Armas Nucleares fue aprobado con el apoyo de 122 Estados. Hasta la fecha lo han firmado 81 países. España no está entre ellos, aunque debería ratificarlo y así favorecer que éste entre en vigor. El parlamento holandés, país miembro de la OTAN, sentó un importante precedente en noviembre de 2018 al exigir formalmente a su gobierno la adhesión al Tratado.
La actitud de apertura al diálogo para avanzar en esta dirección demostrada esta semana constituye un buen punto de partida, pero no puede quedar solo en buenas intenciones. La mayor parte de la sociedad española rechaza la fabricación, proliferación, almacenamiento y uso de las armas nucleares. En este sentido, una docena de ayuntamientos del país se han unido a la iniciativa de Alcaldes por la Paz e ICAN y han aprobado mociones institucionales en las que piden al gobierno central que firme el Tratado.
Se lo debemos a Setsuko y a todos los hibakushas que decidieron no instalarse en el resentimiento, el odio y la venganza y que hicieron de la promoción de la paz y el desarme la misión de su vida «hasta el último aliento». Es la mejor forma de honrarles y recoger el testigo de personas como ella, para que, en sus propias palabras, «ningún otro ser humano vuelva a vivir otra Hiroshima y Nagasaki jamás».
A pesar de los llamamientos globales para la restricción y el desarme nuclear, nuevas armas nucleares están siendo desarrolladas en todos los países que poseen este tipo de armamento y los gobiernos están pagando al menos 116 mil millones de dólares (102 mil millones de euros) a compañías privadas de Francia, La India, Italia, Holanda, Reino Unido y Estados Unidos para producir, desarrollar y almacenar armas nucleares. Empresas chinas, ligadas al Estado que se dedican a la producción de armas nucleares, están empezando a ganar dinero con las emisiones de bonos, al mismo tiempo que ciertos programas nucleares de Israel, Pakistán, Corea del Norte y Rusia siguen sin ser del todo transparentes.
ALGUNOS ENLACES DE INTERÉS
CONFERENCIA DE SETSUKO EN LA FACULTAD DE DERECHO DE HARVARD, OCTUBRE 2019